En el Nuevo Testamento, en especial, se hace eco en todo momento del manual de vida que Jesucristo escribió con su ministerio en la tierra. La misericordia del Señor fue tan grande que su sacrificio fue perfecto al nacer como humano, convivir entre nosotros y enseñarnos cómo debemos comportarnos para agradar al Padre; sirvió como modelo para ser verdaderos cristianos de fe, sólidos en Espíritu y asesores del bien en la tierra.
Amado lector, hoy te invitamos a apreciar el mensaje que el apóstol Pablo envió a la iglesia de Filipo por medio del cual enseñó la humillación y exaltación de Cristo. “No hagan nada por orgullo o solo por pelear. Al contrario, hagan todo con humildad, y vean a los demás como mejores a ustedes mismos” Filipenses 2:3. Esto exactamente es el propósito de Cristo en su primera venida al mundo, pues no vino a mostrar todo su esplendor y gloria, sino que se mostró como uno más, con total humildad y compasión que debe sentir un cristiano por su semejante.
“Tengan la misma manera de pensar que tuvo Jesucristo: Aunque Cristo siempre fue igual a Dios, no insistió en esa igualdad. Al contrario, renunció a esa igualdad y se hizo igual a nosotros haciéndose esclavo de todos. Como hombre, se humilló a sí mismo y obedeció a Dios hasta la muerte: ¡murió clavado en una cruz! Por eso le otorgó el más alto privilegio, y le dio el más importante de todos los nombres, para que ante él se arrodillen todos los que están en el cielo, y los que están en la tierra, y los que están debajo de la tierra, para que todos reconozcan que Jesucristo es el Señor y den gloria a Dios el Padre”. Fp 2: 5:11
En este mundo lleno de maldad y perversión, los cristianos debemos brillar al ser totalmente diferentes de corazón, mente y espíritu. Jesús nos ama tanto que aceptó la voluntad de su Padre para humillarse, dejarse golpear, escupir y dejarse matar por sus agresores por tomar la carga de un pecado que no le pertenecía, pero su amor contigo y conmigo fue más grande que soportó tanto dolor para enseñarnos como vivir.
Uno de los legados de Cristo es la obediencia, este es el comportamiento que como hijos de Dios debemos adoptar. Si tu amado lector quieres anunciar el evangelio, hoy el Señor te dice que tu mejor prédica es como vives tu vida, así que no la desperdicies porque la recompensa de Exaltación viene de Jehová, porque Dios es el que en nosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.