La mañana del lunes, Nicolás Maduro fue proclamado ganador de las elecciones presidenciales en Venezuela, asegurando un tercer mandato hasta 2031. Sin embargo, su reelección ha sido recibida con fuertes protestas en las calles de Caracas y un rechazo contundente por parte de la oposición y varios países de la región, debido a que se califica como fraude electoral porque no se evidenciaba tal cantidad favorabilidad del régimen.
Miles de venezolanos salieron el lunes a las calles de la capital para manifestar su descontento con los resultados electorales. La líder opositora María Corina Machado, acompañada por el candidato Edmundo González, ratificó su postura de desconocer la victoria de Maduro y afirmó que tienen pruebas para demostrar que González es el presidente electo. “Tenemos el 73,20% de las actas y, con este resultado, nuestro presidente electo es Edmundo González Urrutia”, aseguró Machado, convocando a sus seguidores a una concentración en la capital para “demostrar la fuerza y la mayoría que somos”.
Para malestar internacional, ante la aceptación Corina Machado en campañas presidenciales, Maduro determinó destituir su candidatura por decreto, lo que daba indicios de posibles amaños por parte de la dictadura en las presentes elecciones presidenciales.
El candidato opositor, por su parte, pidió “calma y firmeza” en las manifestaciones y agradeció a la comunidad internacional por sus reclamos de transparencia. González calificó de irresponsable el anuncio de la autoridad electoral sin una auditoría adecuada, ratificando su “triunfo categórico y matemáticamente irreversible”.
En las calles, la situación se tornó tensa cuando decenas de policías nacionales, equipados con material antimotines, bloquearon el paso de una caravana de manifestantes en el barrio de clase alta de Las Mercedes, dispersándolos con gases lacrimógenos. Algunos manifestantes respondieron atacando a los policías con piedras y otros objetos contundentes.
La proclamación de Maduro ha sido rechazada por una docena de países del continente americano, incluyendo a Estados Unidos, que exigieron una revisión de la votación. En respuesta, el gobierno venezolano ordenó la retirada de su personal diplomático de varios países y pidió reciprocidad.
El nuevo mandato de Maduro se enfrenta a una economía devastada por años de mala gestión, corrupción y sanciones internacionales. La crisis social y económica ha forzado a más de 7,7 millones de venezolanos a emigrar en busca de mejores condiciones de vida. A pesar de las vastas reservas de crudo del país, la producción petrolera ha caído drásticamente, exacerbando la pobreza y el hambre.
La reelección de Nicolás Maduro marca un nuevo y controvertido capítulo en la historia política de Venezuela. Con el país profundamente dividido y enfrentando múltiples crisis, la estabilidad futura de la nación es incierta. La comunidad internacional observa atentamente, mientras los venezolanos continúan luchando por un cambio que parece cada vez más difícil de alcanzar.