Historia de la Biblia en Español: accionar inquisidor, primeras traducciones y personajes relevantes

Primera parte

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“Sécase la hierba, marchítase la flor; más la Palabra de Dios nuestro permanece para siempre”.

Isaías 40:8

El siguiente artículo está referido a la magnífica y controversial historia de la Biblia en español, mostrando la travesía realizada por hombres valientes. La Biblia es uno de los libros más antiguos de la historia de la humanidad. Sus idiomas originales son el Hebreo, Arameo y Griego. En la actualidad, es muy fácil conseguirla. En cualquier librería, biblioteca y hasta digitalmente, la puedes encontrar y no es nada difícil; está en varios formatos, traducidas al idioma que quieras. Si deseas empezar a leerla no tendrás ningún inconveniente que te impida adquirirla.

La historia nos indica que a mediados del siglo XV era muy difícil leer la Biblia porque solo los eruditos tenían el privilegio de tener en sus manos las Sagradas Escrituras en su idioma original. La educación era precaria y la persona común, no tenía acceso al estudio (el latín ni el griego sabían). Por ende, solo se les daba a conocer las interpretaciones de los textos bíblicos que los padres de la iglesia católica comunicaban.

Nadie tenía el derecho ni la libertad de estudiarla, vivían en una total intemperie que obstaculizaba el camino hacia la verdad, siendo esclavos de la mentira promulgada por las autoridades religiosas de ese entonces. En este sentido, me puedo imaginar que las personas sentían un vacío profundo en su ser por no poder llenarlo con la verdadera Palabra de Dios (para ese entonces la exclusiva verdad era lo que promulgaba la Iglesia Católica).

Los reyes católicos Isabel y Fernando habían prohibido de forma vil y tajante la traducción de la Biblia al español. Alfonso de Castro en su libro “las herejías” escrito en 1534, escribió lo siguiente: “Hay que alabar con toda justicia el edicto de los esclarecidos y católicos reyes de España por el que prohibieron bajo severísimas penas que nadie tradujera los libros sagrados a la lengua vulgar”. La radicalidad en el asunto era de temerse, nadie podía poseer o arriesgarse a traducir la Biblia porque era un delito llamado herejía.

Isabel la católica había prometido en su juventud extirpar a los herejes, a todas las personas que no cumplían con los edictos proclamados por la iglesia católica y el que incumplía, sería llevado a la hoguera (siendo esto una acción deliberada, sin prejuicios, en contra de la Palabra de Dios). A pesar de que la gente la describía como una mujer devota y culta, ella perdía los escrúpulos y daba paso a una férrea inflexibilidad.

Para adentrarnos en este tema sobre las traducciones de la Biblia al español, la lengua del pueblo, debemos retroceder en el tiempo a mediados del siglo XV cuando los turcos conquistaron la ciudad de Constantinopla en el año 1453. Esta coyuntura produjo un éxodo masivo de sus pobladores que huyeron al occidente, donde hubo un grupo de eruditos que llevaban muchos manuscritos en griego (libros de la antigüedad) y otros, tenían que ver con los libros del nuevo testamento en su idioma original; a raíz de esto se produjo dos movimientos totalmente opuestos entre si (diríamos como el aceite y el agua que son opuestos).

Los estudiosos de los clásicos generaron un movimiento intelectual llamado el renacimiento humanista, mientras el estudio minucioso de los libros del nuevo testamento produjo un despertar religioso tan producente e importante en la población, generando los inicios de La Reforma Protestante. En el año 1455, Gutenberg publica el primer libro impreso con caracteres móviles, iniciándose la era de la imprenta, permitiendo un acceso más amplio en Europa para la literatura escrita. Esto dio facilidad para el avance de la reforma.

En 1516 el filósofo y teólogo Erasmo de Róterdam, publica su nuevo testamento en griego en la ciudad de Basilea. Cabe destacar que esto dio un impulso rotundo para el comienzo de las primeras traducciones de la biblia. El escritor humanista Juan de Valdés, quien era discípulo de Erasmo, publico un libro titulado “diálogo de doctrina cristiana”, siendo denunciado en el año 1529 a la inquisición por tal hecho. Este viajó a Italia y permaneció en la Corte de Nápoles donde hizo su trabajo de traducción de Mateo, Lucas, los escritos de Pablo y los Salmos.

El humanista y protestante Francisco de Enzinas hizo su traducción del nuevo testamento completo en el año 1543 en la ciudad de Amberes, Bélgica, utilizando el nuevo testamento en griego de Erasmo de Róterdam para realizar su traducción al español. Se dice que existen muy pocas copias ya que la inquisición impidió su circulación.

En el año 1553, dos judíos publican una versión del antiguo testamento en español llamada la Biblia de Ferrara; esta publicación se hizo en Italia porque la inquisición trabajaba con mano de acero y no permitía que nadie realizara trabajos de traducción de la Biblia, y el que lo hiciera, le esperaba la hoguera o el destierro.

En 1556, traducen otro nuevo testamento en Venecia por Juan Pérez de Pineda, considerada como una de las mejores versiones traducidas al español. Fue introducida en España de forma sigilosa e inteligente por Julián Hernández, apodado como “Julianillo” por su pequeña estatura. Dice el mismo Pérez de Pineda que Julianillo era un hombre flaco, macilento, pequeño y ciertamente jorobado, que parecía que su piel estirada solo medio cubría sus huesos. Este hombre jugó un papel importante en lo que concierne a la traducción de la Biblia en español ya que fue el que introdujo a España los libros traducidos de manera impresionante porque la inquisición tenía puestos por mar y tierra.

Julianillo ya había trabajado en diferentes imprentas en varios países de Europa como Alemania y Países Bajos y por su experiencia, le ofrece a Juan Pérez de Pineda servirle de amanuense y corrector de pruebas, pero existía un gran problema, no había quien introdujera los nuevos testamentos a España; luego este se ofrece como contrabandista. ¿Cómo lo hizo? ¡Muy ingeniosamente! Tomando la vía de Flandes, utilizo barriles de vino con doble piso, en el piso de abajo introdujo los nuevos testamentos.

Con total sagacidad, no fue detectado por los puestos de control español. Llegando a Sevilla, deposita los nuevos testamentos de Pineda en la casa de Juan Ponce de León para que este los distribuyera. Luego, fue descubierto por la inquisición, siendo condenado a la hoguera.

Julianillo continuo con el trabajo de contrabando, pero cometió un gran error, le regalo un nuevo testamento a un amigo herrero, pero este le traiciono acusándolo ante la inquisición y fue encarcelado durante 3 años, donde fue torturado física y sistemáticamente.

Ya con las extremidades rotas por el martirio desenfrenado, sentía que no podía resistir más. Días agonizantes donde el dolor y la angustia eran parte su vida. La oscura impiedad de sus agresores inquisidores iba desmoronando poco a poco su ser; sin embargo, la fe en Cristo Jesús le hizo permanecer firme hasta el final de sus días.  Fiel y leal a sus compañeros evangélicos guardo silencio y no revelo sus nombres. Finalmente, se le condenó a la hoguera. Relata un historiador que Julianillo mismo se colocaba troncos de madera en su cabeza al momento de ser quemado.

Continuara…

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