El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, tomó una serie de medidas inéditas y polémicas contra la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, como redadas y sanciones al clero, en medio del conflicto civil y estratégico en la guerra contra Rusia.
El objetivo de Zelenski con estas detenciones es garantizar la “independencia espiritual” de Rusia y contrarrestar “las actividades subversivas de los servicios especiales rusos en los espacios religiosos de Ucrania”, ordenadas en un decreto.
«Tenemos que crear las condiciones en las que ningún actor que dependa del Estado agresor tenga la oportunidad de manipular a los ucranianos y debilitar a Ucrania desde adentro», declaró el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
El Servicio de Seguridad Ucraniana (SBU) realizó esta semana registros en sedes de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana de las regiones de Zhytomyr, Rivne y Transcarpacia, esto para prevenir que sean usadas como células rusas y proteger a la población de actos terroristas.
Las sanciones se han dado contra una decena de clérigos y personas de la congregación prorrusa, como el gobernador del Monasterio de las Cuevas de Kiev, Pavlo (Lebed), y el exdiputado de la Rada Suprema, Vadim Novinski.
La respuesta de Moscú no ha sido contundente: Kiril no se ha pronunciado, ni tampoco el Gobierno o la presidencia. El Comité de Instrucción Ruso, anunció denuncias y la investigación de estos ataques.
Según el comité, la intención de Ucrania con las detenciones es crear un colchón para el canje por prisioneros de guerra ucranianos retenidos por Rusia.