Hace algunos días vi en una historia de Instagram esta pequeña frase: «Talita cumi». Desde ese momento, la tuve presente por varios días en mi cabeza. Sentía curiosidad por investigar el contexto de la historia en la Biblia, aunque ya la conocía, pero resonaba en mi corazón debido a la situación en la que me encontraba.
En Marcos 5:21-43, se nos relata la historia de la hija de Jairo, uno de los jefes de la sinagoga, quien se encontraba en una situación desesperante: su hija de 12 años estaba a punto de morir. Así que él corrió a buscar a Jesús y, suplicando, le pidió que pusiera sus manos sobre ella. Debido a la multitud, cuando llegaron al lugar, ya se encontraba muerta o, como Él lo menciona, dormía. La reacción de las personas que estaban allí fue de burla. Jesús se quedó solo con los padres, los discípulos que lo acompañaban y la niña. En ese momento, la tomó de su mano y le dijo: «Talita Cumi», que significa: «¡niña, a ti te digo, levántate!» La niña se levantó y todos se asombraron.
Aunque la historia nos relata un milagro físico de resurrección, puede asemejarse a lo muertos en vida que podemos sentirnos en algún momento. Y es que el ser humano es capaz de atravesar por situaciones tan difíciles, como la muerte de un ser querido, la pérdida de un empleo o quizá el acúmulo de diferentes etapas que pueden llevar al desánimo y a perder la esperanza de vivir. Es allí donde necesitamos que el maestro nos tome de la mano y nos diga «Talita Cumi», esta frase escrita en arameo, simple pero llena de esperanza, que nos muestra que Él extiende su mano y nos ayuda a levantarnos aún cuando no encontramos razones para seguir adelante.
Así como Jairo creyó que Jesús podía hacer un milagro con su hija y se postró a sus pies porque sabía que era su única esperanza, es momento de que rindas tu vida ante Él, que no dudará en buscarte para tomarte de la mano, revivirte, que te levantes y sigas adelante.